La palabra apologética proviene de la palabra griega apología que hace más de 2,000 años significaba “presentar defensa durante un juicio.” Se puede decir que alguien que defiende o justifica a una persona, idea o causa es un apologeta para esa persona, idea o causa. Aunque la apologética cristiana es la rama de teología que concierne la defensa y prueba de la fe cristiana, es de gran importancia tanto al creyente como al no creyente.
Se debe notar que en el contexto de la cultura postmoderna, está de moda igualar la fe y la superstición. Sin embargo, cuando hablamos de “la fe cristiana,” es importante definir la palabra “fe” y contrastarla con la palabra “superstición”. La fe es simplemente la confianza que alguien demuestra acerca de que algo es verdad basado en hechos, razón y experiencia. Por ejemplo, cuando alguien se sienta en una silla por primera vez, está demostrando su confianza en que esa silla puede aguantarlo. Su fe en esa silla está basada en los hechos de la apariencia de la silla, su razón y su experiencia con otras sillas. Por otro lado, el Diccionario de la Lengua Española define la superstición como una “creencia extraña a la fe religiosa y contraria a la razón.” Por ejemplo, si por coincidencia uno reconoce una serie de números tres veces el mismo día y lo toma como una señal del universo de que debe jugar esos números para ganarse la lotería, eso sería superstición. Entonces, cuando hablamos de la fe cristiana, o de cualquiera otra creencia, es importante reconocer si uno está manifestando fe o superstición. Por eso, una buena pregunta para hacerle siempre a las personas (y aún a nosotros mismos) es: “¿Cual evidencia te ha convencido de que eso es verdad?” En el caso de la apologética cristiana, se trata de presentar evidencia, sea científica, filosófica, histórica, textual, arqueológica, etc., para justificar la fe cristiana.
La apologética cristiana es de gran importancia al cristiano por tres razones:
1) Porque practicarla es una manera de amar a Dios con toda su mente, según Lucas 10:27, Romanos 12:2, y 1 Pedro 3:15.
2) Porque el creyente tendrá dudas inevitables, ya sean intelectuales o emocionales.
3) Porque es su responsabilidad como buen embajador de Cristo saber lo que cree y por qué lo cree, para poder razonar respetuosamente con otros a fin de que ellos también sigan a Cristo.
No obstante, la apologética cristiana es de gran importancia también al no creyente. Dado que la cultura, la ética, y las leyes de la mayoría de los países del mundo occidental están basadas en la Biblia y en la tradición cristiana, es imposible considerarse verdaderamente “docto” o suficientemente “informado” sin haber explorado los cimientos ideológicos de estas naciones. Además, si la Biblia no es confiable y el cristianismo es mentira, entonces, por razones de integridad intelectual, moral, y personal, el no creyente debería poder contradecir los razonamientos y las evidencias del cristianismo. Si no lo puede lograr, inevitablemente vivirá con la incertidumbre e inquietud de su prejuicio, en vez de tener la paz de reconocer que ha hecho una investigación rigurosa e íntegra y que su conclusión es razonable.
Vivimos en una época en la cual muchos, sean cristianos o no cristianos, prefieren permanecer cómodos en sus presuposiciones y prejuicios en vez de ejercitar la valentía de investigar los hechos y arriesgarse a descubrir que estaban equivocados. Sin embargo, la razón nos enseña que es mejor ser corregido que continuar en el error, y es mejor vivir la verdad que sufrir las consecuencias de continuar viviendo en una mentira. Para lograr esto, tendremos que dialogar los unos con los otros con razón y respeto. En Mandato Cultural, estamos comprometidos con este tipo de diálogo, a fin de promover la edificación individual y el florecer humano.
Sobre el Autor
El Dr. Bruno Molina es Asociado de Evangelización Lingüística e Interreligiosa de la Convención Bautista del Sur de Texas. Colabora con las iglesias animándolas, equipándolas y dotándolas de recursos para evangelizar a las personas de más de 300 grupos lingüísticos y muchas religiones en el estado de Texas. Es profesor adjunto de Evangelismo y Apologética en el Southwestern Baptist Theological Seminary (SWBTS) y en el Midwestern Baptist Theological Seminary (MBTS). Obtuvo su licenciatura en Relaciones Internacionales y Español en la Universidad de Nueva York, y su Máster en Teología y Doctorado en Estudios Cristianos Mundiales en SWBTS. Ha sido pastor, fundador de iglesias y director de recursos humanos. Vive en Fort Worth con su amada esposa de más de 35 años, Clara y tiene dos hijos adultos: Cristina y Daniel.